martes, 13 de diciembre de 2011

No digas que fue un sueño.


Tendrán que agotarse muchos plenilunios en los cielos para que el amante comprenda que el final fue definitivo y, una vez asumida esta verdad, decida darse muerte como muchos o acepte vivir con sus heridas abiertas como todos..

Salvo que la amante sea una jodida cabezota masoquista que cierre los ojos muy muy fuerte y se niegue a aceptar nada, incluso después de haber logrado sobrevivir un tiempo con sus heridas abiertas. Entonces, da igual cuantas vocecillas digan que es una locura, un suicidio. La memoria es selectiva, y ella solo recordará que él es su talla de medias color naranja. Problem, sentido común?

With love laugh madness,

Mé.

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